Las emociones

Las emociones:

Cerca de un caballo, nadie se queda indiferente.

Estar cerca de estos animales produce las más diversas emociones..., desde el rechazo a la ternura.

Con ellos surgen siempre sentimientos diversos como miedo, temor, asco (por la saliba y boca tan grande, o las excreciones), ternura, sentimiento de libertad, naturalidad, emociones relacionadas con el calor que producen si los abrazamos (siendo tan grandes nos hacen sentir pequeños, quizá inconscientemente nos recuerde al calor de nuestra infancia). También nos producen frustración, enfado a veces, seguridad, confianza, amistad, lealtad.......

Además de lo expuesto anteriormente, con estos fabulosos animales trabajamos:

coordinación corporal, el poder y la humildad (no se trata de dominancia y sumisión), la rebeldía, aceptación de uno mismo, aceptación de otras realidades, la amistad, las relaciones, qué ofrezco, qué doy al animal, qué me dá él a mi, qué cura de mi?.

El equilibrio, los afectos. La firmeza vs. agresividad, la espiritualidad y un largo etc.

Hemos ayudado también a caballos a vencer miedos, sus angustias, que también tienen. Los hemos cuidado en momentos de lesión o enfermedad. Les aportamos cariño y compañía. Los caballos no siempre llegan al Centro Hípico en las mejores condiciones de salud o cuidados. Pues ha sido tarea nuestra ayudar en la curación de algunos de ellos.

Como se ve, frente a estos magníficos animales las posibilidades de que nos ayuden a manejarnos con nuestras humanidades son grandes. Las posibilidades de que podamos aprender de nosotros mismos con ellos, son grandes. Por éso ésta es una apuesta interesante y llena de satisfacciones.

Personalmente, el caballo ha sido y sigue siendo uno de mis maestros más respetado y querido y con el que he aprendido y me he encontrado con las cuestiones más profundas. A nivel corporal, emocional y espiritual el aprendizaje es impresionante. Una experiencia digna de vivirse.